El sector transporte terrestre de pasajeros se posicionará indudablemente como uno de los jalonadores de la economía nacional en 2016, año que presenta grandes retos por la desaceleración en los mercados emergentes, la caída de los precios de las materias primas, en especial el petróleo, y el fortalecimiento del dólar.

Al interior del país tenemos grandes expectativas por una eventual desmovilización de la guerrilla de las FARC. Tras la refrendación ciudadana de los acuerdos que se están trabajando en La Habana vendrá un periodo de postconflicto tan importante como la misma firma de paz, el cual debe ser apoyado por cada actor de la sociedad y el sector turismo como uno de los mayores beneficiarios de un territorio sin conflicto, deberá estar acorde a las exigencias que vienen con la llegada de un número mayor de visitantes pertenecientes a diferentes latitudes y costumbres. En este sentido el gobierno nacional consciente del rezago en infraestructura de transporte que tiene el país ha puesto el acelerador en la locomotora de la construcción con su ambicioso plan de vías de cuarta generación, dotándolas con nuevas tecnologías como los peajes electrónicos que facilitan y reducen los tiempos de desplazamiento.

Las empresas de transporte a su vez han sido llamadas a trabajar en la creación de planes estratégicos de seguridad vial hasta el 30 de junio de 2016, los cuales significan un esfuerzo adicional en el monitoreo de las mejores practicas relacionadas con el factor humano, vehículos seguros, infraestructura y atención a victimas; con seguridad este requerimiento supondrá un gasto mayor en su etapa de implementación pero en el mediano plazo se evidenciarán los beneficios de la reducción de accidentalidad. La meta del gobierno es reducir las muertes por accidentes de tránsito un 26% para el 2021 por lo que el pasado 16 de diciembre puso en marcha la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Se requiere que esta nueva entidad sea operativa y defina respuestas concretas a problemas complejos como lo es la desbordante accidentalidad de las motocicletas en áreas urbanas.

De otra parte el 2016 no deja de ser preocupante por el contexto global que ha obligado a los analistas a revaluar sus proyecciones para la economía colombiana, situando las expectativas de crecimiento en un porcentaje que no supera el 3,2% a diciembre próximo, adicionalmente no se esperan cambios positivos en la tasa de cambio que tocó máximos históricos sobrepasando los $3.300 pesos por dólar en las ultimas semanas de 2015, factor que incrementa directamente los costos de los equipos, los insumos y partes importadas para los automotores. Las alertas están prendidas y se ratifican con la publicación de indicadores como la inflación que el año pasado se ubicó en 6.77% sobrepasando por mucho el límite superior previsto por el Banco de la Republica de 4% para 2015.

Para concluir hacemos un llamado para que el potencial de crecimiento en 2016 no sea opacado por la informalidad y la corrupción, es deber de los ciudadanos y el sector productivo el vigilar la destinación que se dé a los recursos públicos en manos de los nuevos alcaldes y gobernadores, al tiempo que debemos trabajar con las autoridades para impulsar la formalidad y el trabajo de calidad.

ADITT Asociación para el Desarrollo Integral del Transporte Terrestre Intermunicipal / Edición 46 / Febrero 2016